Una de las cosas más tristes que puede vivir un
    cristiano, es haber caído en la tentación y no pedir
    ayuda; por temor a ser juzgado, condenado e incluso
    avergonzado públicamente por sus lideres o
    seguidores… Cada día se hunde y ensucia más,
    llegando a creer que no hay esperanza para él.

    En esa situación se encontraba, un líder reconocido y
    apoyado por muchas iglesias. Después de hablar un
    par de veces por teléfono con él, le pregunte si estaría
    dispuesto a confesar a su congregación y familia, lo
    que había estado practicando; a lo que me contestó:
“No hermano, si yo hablara, ensuciaría la reputación del evangelio de mi Cristo y serviría de
tropiezo para muchas personas. En cuanto a mi familia, yo no quisiera que ellos pasaran por un
dolor tan profundo, por mi culpa. Soy yo quien debe pagar”.

Dentro de mí dije: “Eso lo debiste pensar antes”. Pero oré al Señor y vinieron estas palabras: “ve y
repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma
aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los
oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano”

Comprendí, que hay pecados que deben confesarse y corregirse a solas, entre hermanos, pero
que si la persona es rebelde, entonces si debía hacer participes a otros e incluso a la iglesia. El
hermano estaba profundamente arrepentido, el Espíritu Santo ya le había redargüido, así que le
dirigí en una confesión de sus pecados y un clamor al Señor para que, le perdonara y limpiara de
toda maldad.

El hermano vivió un quebrantamiento impresionante, con el corazón en la mano le pedió a Dios
perdón por haber llevado una doble vida. Fue un morir y volver a nacer. En ese momento, la paz
de Dios vino sobre él. Durante varios días, me ha compartido muy gozoso, que está en victoria.

Que incomprensibles son los caminos del Señor. Yo le hubiera aplicado una gran disciplina.
Algunos líderes lo hubieran destituido de su cargo… Pero Dios, se inclino a oír su clamor y en vez
de justicia, le dio Gracia y Misericordia. La congregación y familia, no fueron afectadas. Y él, tal y
como lo dice la Biblia, le ama más al Señor. “Porque al que mucho se le perdona, mucho amor
muestra”

Aclaro: No me refiero a quien peca sin vergüenza o remordimiento y arrastra a otros a pecar. Sino
a quienes caídos, con dolor en el corazón, claman al Padre por ayuda. Si tú eres uno de ellos, El
Espíritu del Señor en Su tiempo, hará la obra en tu vida y de ser necesario, te llevará con un líder,
que con amor y sabiduría de Dios, te podrá escuchar y dirigir en el proceso de restauración. Tu
oración será contestada, por el Dios de segundas oportunidades y sin avergonzarte públicamente.
Con ayuda… o directamente entre tú y Él.


Escrito por: Melvin Chacón
Sal del pecado oculto…
Dios quiere ayudarte, sin avergonzarte públicamente.
© 2009 Grabaciones MusiFe / Melvin Chacón. Todos Los Derechos Reservados.               Página diseñada y construida por: musife.com